El deporte moderno como producto sociocultural de la sociedad
industrial, participa plenamente de las transformaciones que acompañan a los
procesos de modernización. Con respecto a las actividades físico deportivas de
épocas anteriores, el deporte moderno se caracteriza en especial por su
secularismo, por ofrecer igualdad de oportunidades para competir en las
condiciones de la competencia, por la especialización de roles, por la
racionalización, por su organización burocrática y por la cuantificación y la búsqueda
del record (Guttman, 1978, pp.15 y ss.). Se trata, como se ve, de rasgos
comunes a los que presenta la sociedad industrial como no podía ser de otro
modo, ya que las viejas actividades físico deportivas de las sociedades
industriales se fueron transformando paulatinamente, al tiempo que lo hacía el
conjunto de la sociedad, hasta convertirse en el complejo sistema deportivo de
la sociedad de masas de la actualidad.
Para el historiador del deporte Carl Diem
(1971), <<todos los ejercicios físicos fueron cultuales en sus
orígenes>>. Y en efecto, los pueblos primitivos incorporaban
frecuentemente a sus ceremonias y rituales religiosos concursos de carreras,
saltos, lanzamiento de peso, lucha y hasta juegos de pelota. Los juegos
olímpicos antiguos, los concursos de Olimpia y Delfos, eran fundamentalmente
festivales sagrados y un importante aspecto de la vida religiosa de los
antiguos helenos (Durantez, 1975), por más que el evidente culto que rendían al
cuerpo los griegos y la admiración que sentían por la excelencia atlética, el
culto a el héroe, al atleta vencedor, son los primeros atisbos en el mundo
helénico de un cierto inicio de la secularización del deporte (García Ferrando,
1990).
Aunque durante largos siglos, tanto la
iglesia católica como la protestante contemplaron con una cierta sospecha el
culto a l cuerpo que suponían las competiciones deportivas, han acabado por
aceptar la presencia del deporte moderno e incluso lo han promovido
posteriormente por su vertiente de disciplina corporal el deporte moderno,
pues, se han desvinculado de la religión y se encuentra plenamente integrado en
la sociedad secular, por más que aún queden vestigios religiosos tales como la
acción de gracias de los equipos vencedores a las imágenes religiosas veneradas
localmente, la bendición de de nuevas instalaciones deportivas, o el acto de
santiguarse o de arrodillarse que realizan algunos deportistas antes de iniciar
una competición o al celebrar una victoria.

La característica igualitaria del deporte
moderno, hay que entenderla en un doble sentido: como que cada ciudadano debe
tener, al menos teóricamente, una oportunidad para practicar deporte, y como
que las condiciones de la competición deportiva deben ser las mismas para todos
los contendientes.
La especialización, la racionalización, la burocratización, la cuantificación y la búsqueda del record, son características del deporte moderno que se encuentran íntimamente entrelazadas, ya que son el reflejo de las correspondientes características de la sociedad industrial, con su énfasis en la racionalización social y económica, la división del trabajo, la centralidad de la ciencia y la tecnología, el auge de los medios de comunicación de masa y la universalización de los sistemas educativos formales. Es decir, como reflejo de la nueva civilización industrial.
interesante como el deporte nace como una actividad religiosa y cultural afectando en la evolución de la distintas sociedades para convertirse en una actividad de tan importante trascendencia e impacto en la actualidad
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